¿Cómo habitar mi cuerpo con más tranquilidad en un mundo que me incentiva a rechazarlo?
¿No sabes ni por dónde empezar a construir una relación más amable con tu cuerpo? Explorar cómo fue que desarrollamos la mirada con la que vemos y valoramos nuestro cuerpo es un gran comienzo. Aquí te acompaño a cuestionarte sobre ello y ver qué se puede hacer al respecto.
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Seguramente, al igual que yo, te preguntas si habrá alguien en el mundo que jamás se haya sentido inseguro o juzgado por alguna parte de su cuerpo o aspecto físico. Tal vez al pensar en esto, puede que se te venga en mente una persona que creas que jamás haya pasado por algo así. Y lo más seguro es que si te acercaras a esa persona y le hicieras esa pregunta te diga que sí lo ha experimentado. ¿Será que en verdad TODAS estamos “defectuosas” o que crecemos en un ambiente que fomenta y promueve que sintamos incomodidad con nuestro propio cuerpo?

Piensa en la primera vez que creíste que algo no estaba bien con tu cuerpo. ¿Qué situación detonó que te visitara ese pensamiento? Seguramente fue a raíz de algo externo; como por ejemplo, un comentario de alguien más o fotos en medios de comunicación o redes sociales opinando sobre cuerpos.

Nadie nace sintiendo rechazo hacia su cuerpo, más bien la relación con el cuerpo se va matizando con las experiencias y aprendizajes que voy teniendo a lo largo de la vida. Nadie debería pasar por situaciones y experiencias que le hagan sentir mal con su cuerpo, y si tú has pasado por ello, de corazón te digo que no merecías haber vivido esa experiencia desagradable que influyó en la mirada que tienes hoy hacia tu propio cuerpo y que de una u otra forma limita tu vida.
Nos quieren vender la idea por todos lados de que hay ciertas formas válidas y adecuadas de tener un cuerpo. Más yo me cuestiono: ¿desde cuándo ser únicos y auténticos se volvió nuestro mayor defecto y, más aún, cuando no hay ningún otro ser vivo en el planeta al que se le exija que sea idéntico a otro para ser valioso o adecuado? Básicamente es desde que se nos dijo cómo es que “debe verse un cuerpo” a través de los estándares de belleza (que además, para nuestra desgracia, cambian toooooodo el tiempo) y desde que le hemos puesto etiquetas o significados a los cuerpos.

La diversidad corporal existe y es real; te invito a salir a la calle y ver lo diferente que es el aspecto físico de todos desde el pelo, color de piel, rasgos físicos y estatura. ¿Por qué con el tamaño o forma de cuerpo habría de ser distinto? Y bueno, de la belleza ni hablemos. Lo que cada uno considera “bello/bonito/atractivo” (you name it) varía muchísimo de persona a persona, sino pregúntenles a mis amigas de mis ex’s y van a ver. No ya, hablando en serio otra vez, la belleza es subjetiva y, además, calificar un cuerpo por su aspecto es querer reducirlo al nivel de un objeto cuando un cuerpo es mucho más que eso. Un cuerpo es vida en todos los sentidos.

Así que justo hoy con este post me gustaría que veas cómo el camino hacia habitar con libertad tu cuerpo comienza por cuestionarte con mucha amabilidad y autocompasión todo lo que piensas de tu propio cuerpo y del cuerpo de otros y qué ha influido en ello. ¿Cuáles de esas creencias te pertenecen? ¿Cuáles aprendiste en el camino? ¿Con cuáles te quieres quedar porque reflejan lo que genuinamente resuena contigo? ¿De cuáles eliges despedirte porque no te están sumando nada positivo?

Con cariño,
Sylvia 💗.
